"Todo lo que es hecho, todo lo humano de la Tierra es hecho por manos" (Ernesto Cardenal)
Allá por 1976 mi Padre había terminado ya la especialidad y fue favorecido con una beca de estudios en México por un año con el Dr. Ortiz Monasterio, médico, cirujano plástico y profesor muy famoso y de gran talento. En México tuvo la oportunidad de aprender microcirugía, conocimientos que luego trajo a Costa Rica y que junto con el Dr. José María Arguedas Soto, empezó a utilizar primero en un laboratorio con animales. En este laboratorio, a duras penas limaban las agujas con ayuda de un microscopio para preparar los hilos que utilizarían para practicar microcirugía, que es, el arte de pegar arterias, venas y nervios de 1 mm de diámetro con ayuda de microscopios muy potentes. Luego en humanos lograban realizar cirugías muy complejas para llevar tejidos de un lugar a otro del cuerpo con esta novedosa técnica.
En diciembre de 1982, una señora y sus hijas llegaron a su casa provenientes de una fiesta navideña para encontrar en su interior a un ladrón con un machete; el cual le cortó ambas manos a esta señora en el atraco. De alguna manera instintiva, las hijas lograron colocar ambas manos en hielo y contactar a mi padre, quien para ese año ya tenía alguna experiencia en reimplantes de miembros con técnica microscópica. Fue internada en el Hospital México y en una cirugía que duró aproximadamente 12 horas pudieron reimplantar ambas manos a esta paciente. Luego tuvo una adecuada recuperación y ahora la paciente puede manejar, vestirse, peinarse y vive una vida completamente normal.
Fue uno de los eventos que marcó mi interés por la Cirugía Plástica, a mis 8 años, por la rendija de la puerta de la sala, recuerdo ver las fotografías de la presentación de esta cirugía, que mi padre practicaba con un proyector de diapositivas y pensé que era lo más imponente y sorprendente que había visto, uno de esos casos en que la realidad supera a la ficción. Me marcó tanto, que a los 11 años de edad, estando en quinto grado, le pedí a mi papá que me ayudara a crear el plan de estudios que necesitaría para llegar a ser microcirujana tal y como él, para poder ayudar a pacientes que sufren estos terribles accidentes. Desde ese día supe que necesitaría completar la escuela primaria, cinco años de colegio, seis años de la carrera de Medicina y Cirugía, cuatro años de Especialidad de Cirugía General, tres años de Cirugía Plástica, Reconstructiva y Estética y tal vez uno o dos años de formación en Microcirugía, camino que recorrí con mucha alegría y que me ha permitido ayudar a pacientes como aquella señora que ayudó mi padre en 1982.